Cigarrales de Toledo
que va humedeciendo el Tajo,
y en sus puentes, con sus
pasos,
marcan huellas de los años.
Voy subiendo tu empedrado
por calles estrechas, mudas,
y en tu aire van quedando,
historias, de palabras y
culturas.
Deja que oiga nuevamente
como suena el campanario,
de tu Catedral que siente,
los misterios del Rosario.
Toledo de Corpus Christi,
que engalana a los balcones,
de casas y de mansiones,
que oran a Dios-Cristo
humilde.
Toledo, siempre Toledo,
con tu Río, con tu Alcázar,
tengo muy bellos recuerdos,
de tus rincones y plazas.
Toledo, siempre Toledo,
el jardín de las culturas,
de caballos, de armaduras,
de tus puertas, de tu cielo.
Toledo, tu sol de Zocodover
y nieblas en judería,
quiero volverlo yo a ver,
con su grandeza e hidalguía.
He vuelto yo a Toledo
y me reciben sus voces,
acogiéndome
y, así le palpo y le veo,
cuando se acerca a mi
encuentro.
Toledo, siempre Toledo.
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Por Francisco Javier Vela Palacios
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