domingo, 16 de agosto de 2020

El P. Domingo de Jesus Maria

 

A comienzos del siglo XVII, el P. Domingo de Jesús María, gran carmelita descalzo aragonés, encontró en Roma una imagen de la Santísima Virgen abandonada y despreciada entre escombros.  Fray Domingo decidió cuidar y encomendarse a dicha imagen.  Un día, la imagen le habló y le aseguró que concedería las gracias que le pidiesen quienes buscasen refugio en ella y la venerasen en dicha imagen, de modo particular quienes pidiesen por la liberación de almas del Purgatorio.

El cuadro y el carmelita acompañaron a las tropas imperiales a la Montaña Blanca de Praga hace ahora cuatrocientos años, donde gracias a la intercesión de la Madre de la Divina Gracia los tercios infligieron una imponente derrota a los rebeldes reformados, ganando Bohemia al catolicismo casi hasta nuestros días.  En parte, se entiende la tirria protestante hacia la Santísima Virgen.

Fray Domingo iba continuamente arengando a las tropas imperiales.

La imagen permaneció diez anos en Munich, venerada por los Wittelsbach, pero pasó seguidamente a manos de los Habsburgo en Viena.  En una segunda manifestación milagrosa, la Madre de gracia aseguró a los residentes del palacio imperial que ella siempre protegería a la Casa de Austria, pero con una condición importantísima:  Que el emperador fuese “piadoso y devoto de Nuestra Señora”, lo que por desgracia no siempre ocurriría.  Recientemente, una joven Habsbugo ha reconocido que su antepasado José II, liberal e ilustrado, fue “la oveja negra de la familia”.

La emperatriz, extraordinaria veneradora de la imagen y de lo que ésta representaba, se llevó el cuadro al convento de carmelitas de Döbling, al norte de la capital austriaca, donde todavía cuelga hoy en día.  Los polacos del rey Juan Sobieski y los vieneses se encomendaron a ella cuando los turcos volvieron a intentar conquistar la ciudad un siglo después de Lepanto y la Madre de gracia no les defraudó, ya que Viena fue liberada, al grito de “Dios salve a Polonia” y el Gran Visir tuvo que huir.  Sobieski envió al Papa el estandarte del jefe otomano con una carta en la que, parafraseando a Julio César pero haciendo la cita mas católica, escribió:  “Vinimos, vimos, Dios venció”.

La imagen fue coronada en 1931 por el Cardenal Piffl, Principe Arzobispo de Viena, en nombre del Papa Pío XI.

El proceso de canonizacion de Fray Domingo se inicio en 1676; en 1907, San Pio X lo proclamo venerable; los sucesivos hitos hasta su elevacion a los altares esperan en las instancias vaticanas.

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