jueves, 6 de agosto de 2020

Malatesta

Segismundo Pandulfo Malatesta, hijo bastardo de un condottiero italiano del siglo XV, fue un personaje historico digno de analizar por sus curiosas anomalias.

Pocos individuos publicos ha habido de igual testarudez y depravacion.

Eran conocidos sus excesos y crueldad anormales, posiblemente patologicos.

Construyo la catedral de Rimini no como servicio a Dios, de quien diariamente se olvidaba, sino como tumba propia para cuando terminase la orgia en que su vida consistio.

No soportaba oposicion alguna.

A lo largo de su tempestuosa carrera, hizo lo que le dio la gana.

Convirtio el entorno cuyo gobierno le correspondia en un mundillo sin mas ley que su voluntad arbitraria.

No es casual que junto a su extraccion social mas o menos catolica cayese en creencias peculiares, como el gnosticismo o el neoplatonismo, que le llevaron a obsesionarse con las reliquias de Gemistos Pleton, el padre de la Nueva Academia, a quien logro enterrar en el templo cristiano, sin importarle un pito las rubricas en vigor de la Iglesia.

Cuando se murio su perro, hizo que se le tributase un funeral.

He publicado arriba sus armas, que me recuerdan mucho a las inventadas por un satrapa, igualmente avillanado, conocido por mi; quien, por cierto, si por algo se caracterizaba, es por tener muy mala cabeza.

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